Justicia de Paz – Una red de solidaridad y presencia.

2 Jun, 2025. 04:06 AM

Nora Fuentes en Picun Leufu – Neuquén, trabajo puertas abiertas.

A 130 Km de provincia de Neuquen, se encuentran las localidades de Picun Leufu, caja de resonancia de los parajes, Villa Unión, El sauce, Limay Centro y Paso Aguerre jurisdicción en la cual tengo el honor de trabajar, se extiende en una superficie que abarca 65 kilómetros a la redonda, atravesada principalmente por la ruralidad donde a lo largo del paisaje se combinan historias, producción y vida comunitaria, con una población aproximada de 5000 habitantes.

Es allí en terreno donde creo necesario mostrar la competencias asignadas ya que se incluyen temas multifueros en razón que no existe otra posibilidad de acceso a la justicia más que el juez de paz, puerta de acceso inmediata para estos pobladores, sujetos de derechos y garantías constitucionales y con problemáticas, donde está muy arraigado aun la cultura machista y patriarcal, falta de transporte público y sin conectividad. Y es aquí donde hoy siento la necesidad en detenerme y profundizar dado que desde este Juzgado de Paz se ha podido articular, no solo con los fueros judiciales sino también con los diferentes niveles del estado y actores sociales en temáticas de violencia de género, vulnerabilidad de Derechos de Niñas, Niños y Adolescente, Adultos Mayores y Salud Mental.

Desde el año 2020 cuando el país se encontraba atravesando plena pandemia visualizamos desde este juzgado la necesidad de crear una Red Interinstitucional de abordaje con el solo objetivo de optimizar al máximo los recursos con los que contábamos y tratando de cuidar el recurso humano. Es allí donde surge el compromiso de instituciones como policía, Hospital, defensa civil, Ministerio de desarrollo de la Provincia a través de la delegación local, Acción Social del Municipio local, tal así que lo que era un pequeño grupo de trabajo se convirtió en estos años en un gran grupo de trabajo que se reúne una vez al mes con un cronograma anual de problemáticas genéricas que nos involucran como vecinos de esta localidad y zonas aledañas.

Detrás de cada caso de violencia de género o vulnerabilidad de derechos que trasciende en redes o noticieros, hay una historia previa y muchas veces oculta. Pero también hay otra trama que no siempre se ve: la del trabajo incansable de profesionales, instituciones y voluntarios que forman parte de una red interinstitucional dispuesta a contener, proteger y restituir derechos.Durante 2024, el 50% fueron por violencia intrafamiliar, en vulnerabilidad de Derechos de niños, niñas y adolescentes ronda el 30 %. Y en salud mental, abandonos y negligencias a adultos mayores representaron el 20% de las intervenciones. Este año a la fecha esta red local lleva la intervención de más de 120 casos, muchos de ellos en situaciones críticas. Los protagonistas son niñas, niños, adolescentes, personas mayores y personas con padecimientos en salud mental. Las historias son tan duras como reales, pero en medio de ellas, también hay esperanza.Los caminos a estos lugares nos llevan a reflexionar a diario sobre el compromiso asumido al momento de ocupar nuestro lugar, nos llevan a repensar las leyes que nos obligan a brindar un verdadero servicio, es por ello que cada día estoy convencida del deber de llevar la justicia a estos hogares, de acercar la justicia de paz a cada uno de ellos y por eso esta institución traslada la atención al público una vez cada 7 días a cada lugar, siempre con el apoyo permanente de los presidentes de comisiones de fomento e intendente, quienes dejan de lado su bandera política para dar respuestas a su comunidad, tal es así que ya llevamos 5 años trabajando en conjunto.

Para graficar el compromiso y voluntad de cada una de las instituciones, ya que acá se necesita mucho de la voluntad, quiero contarles una anécdota que nos tocó atravesar en plena pandemia. Fue en el invierno más crudo, que se recuerda en la zona rural de la jurisdicción. Un temporal de nieve había dejado los caminos intransitables, cortó comunicaciones y aisló a varias familias en los parajes más alejados. En medio de ese contexto, llegó una denuncia por violencia familiar desde un paraje recóndito, a más de 30 kilómetros del pueblo más cercano. La mujer que denunció había logrado comunicarse al destacamento, subida en una loma a unos 500 mts. de su vivienda. Se trataba de una situación reiterada: violencia física y psicológica por parte de su pareja en un contexto de control absoluto. El arraigo de la mujer al campo, el cuidado de sus pertenencias, y el aislamiento, hacían aún más difícil que se animara a hablar. Pero esta vez, lo había hecho.El equipo interdisciplinario –compuesto por una trabajadora social, la jueza de paz y policía– se activó de inmediato. Conscientes del riesgo, y del contexto climático, no podían esperar a que mejorara el tiempo. Junto con un móvil proporcionado por Desarrollo Social de la provincia que tenía tracción especial, ya que policía no cuenta con vehículos especializados en zona rural, partimos hacia el paraje con nieve hasta las rodillas en algunos tramos, hasta lograr llegar después de tres horas. Al llegar, encontramos a la mujer y a su hijo menor en una situación crítica, no solo por la violencia, sino también por las condiciones climáticas. El agresor estaba en la zona, pero no presente en la vivienda. Se realizó una intervención urgente: contención emocional, evaluación de riesgo, y de forma inmediata se toman medidas cautelares con el fin de dar resguardo a la víctima y a su hijo. Gracias a la articulación del equipo, se pudo redactar un informe de urgencia que nos permitió tomar medidas cautelares en el acto y autorizando el traslado de la mujer y su hijo a un alojamiento provisorio, solventado por el municipio local, dada las condiciones climáticas y considerando esto como medida más efectiva de resguardo. Había miedo e incertidumbre en la mujer, pero también alivio: por primera vez en años, ella sentía que algo podía cambiar. Al regresar al pueblo, con las primeras luces del día, lo contamos como una historia más del trabajo territorial, pero sabíamos que esa intervención, en medio de la nieve y el silencio del campo, había salvado una vida. Anécdota como tantas otras que hemos tenido que vivenciar en zona rural, muchas veces solo contamos con el traslado en moto por parte de la policía para notificar medidas cautelares de protección, pero el compromiso es tal, que saber que con esta acción estas garantizando derechos es plenamente satisfactorio.

Los actores que forman parte de la red son diversos: escuelas, hospitales, áreas municipales, policía, defensorías, fueros judiciales “Cada eslabón es clave, solo trabajando juntos logramos evitar la re-victimización” Una de las claves del funcionamiento de esta red es la comunicación constante y la capacitación conjunta. Se realizaron mesas interinstitucionales por situaciones específicas y otras genéricas, se diseñaron protocolos compartidos y se conformaron grupos de respuesta rápida como plan de acción.“ No siempre tenemos todos los recursos que quisiéramos, pero lo que hay lo compartimos”, saber que hay otras personas disponibles para sostener, ayuda muchísimo y alivia tareas. Aunque se ha avanzado, aún hay desafíos y objetivos por cumplir: falta de hogares temporarios, demora judicial en algunos casos, escasez de profesionales especializados, dispositivos educativos para reaprender conductas y la implementación de más políticas de prevención.“ Queremos dejar de llegar cuando todo explota, apostamos al vínculo comunitario a enseñar desde temprano “Qué es un buen trato” Cada vez que alguien se anima a pedir ayuda, que una institución responde, que un vecino se involucra, la red crece. Y en medio de contextos duros, esa red, tejida con compromiso y humanidad, puede salvar vidas.

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